lunes, 10 de octubre de 2016

Alternativas de Contratación Diferentes al Contrato Colectivo.
La violencia y la financiación de mercenarios privados no ha sido la única manera de presionar la conformación de organizaciones sindicales, han nacionalizado algunas instituciones laborales de otras legislaciones, como la subcontratación bajo las llamadas “cooperativas de trabajo asociado”. 
Estas cooperativas facilitan desvincular a los empleadores de las responsabilidades prestaciones con los trabajadores, rompen con la relación laboral, desconociendo derechos como el de asociación. El trabajador, ahora contratista, no podrá asociarse en un sindicato y mucho menos aspirar a la convención colectiva de trabajo, por lo que se ve eliminado cualquier forma de reivindicar sus derechos.
La crisis de estas “cooperativas de trabajo asociado”  se evidenció cuando en 2008, cerca de diez mil corteros de la caña de azúcar, desesperados por unas condiciones laborales paupérrimas que recuerdan el trabajo esclavo que sufrieron sus ancestros,  realizaron un paro en repudio de las falsas cooperativas y poder asociarse en sindicatos para negociar contratos colectivos con sus auténticos patronos: empresarios terratenientes que reciben enormes subsidios del Estado.
Si el sector empresarial promueve las cooperativas de trabajo asociado, el Estado precisamente no promueve el sindicalismo en Colombia, el acto administrativo de registro de un sindicato se ha convertido en una barrera muy importante para el ejercicio del derecho de asociación sindical. Así entre 2002 y 2007 se rechazaron 491 iniciativas de trabajadores tendientes a la creación de un sindicato.
Estos factores institucionales han permitido la reducción del sindicalismo en Colombia. La Escuela Nacional Sindical admite que en 2011 la tasa de sindicalización descendió a 4,4 %, siendo una de más bajas del planeta, apenas en el 3,85% de las empresas existentes en el país existe algún convenio colectivo de trabajo y apenas en el 2,08% éste convenio se firmó con algún sindicato”.
El Sindicalismo Corporativo.
Además de la persecución ilegal de los grupos paramilitares, el sindicalismo ha sido presionado por décadas de manipulaciones y mentiras en su contra, presentándolos como responsables de las crisis económicas, de las quiebras de las empresas y de estar ligado a grupos insurgentes. Desde la última Constitución existen derechos sindicales consagrados que deben ser protegidos, pero para el Gobierno no existen sindicalistas que los merezcan.
Entre los pocos sindicatos que todavía existen en el país, han surgido algunos organizados bajo la influencia del empresariado: el sindicalismo corporativo. Con la aparición de los grandes monopolios privados y las empresas trasnacionales, la relación laboral es cada vez más desequilibrada siendo el trabajador más susceptible a las imposiciones unilaterales del empresario; más ahora que con el desempleo creciente y la necesidad de trabajar hasta en las condiciones más inicuas.
Este sindicalismo corporativo del capitalismo modernizado, ha desarrollado su propia burocracia de especialistas de la dirección igual que un partido político cualquiera, nada hay más conservador que el sindicalismo reducido a conservar sus privilegios. El sindicalismo es reaccionario cuando se dedica a defender las minorías empresariales en lugar de organizar a las mayorías obreras, simplemente limitado a recibir beneficios de sus patronos.
Bajo las cenizas de los antiguos sindicatos exterminados por la violencia, el sindicalismo corporativo ha sido representado principalmente  por el sindicato bananero de Urabá. El problema de estos tipos de sindicalismo es que se corre el peligro de que abandones sus obligaciones políticas con los trabajadores, haya manejo burocrático de las directrices y métodos elitistas de dirección, además de malos manejos del dinero sindical.

Nidia Hiddalid Garcia M


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