Alternativas
de Contratación Diferentes al Contrato Colectivo.
La violencia y la financiación de
mercenarios privados no ha sido la única manera de presionar la conformación de
organizaciones sindicales, han nacionalizado algunas instituciones laborales de
otras legislaciones, como la subcontratación bajo las llamadas “cooperativas de
trabajo asociado”.
Estas cooperativas facilitan desvincular a
los empleadores de las responsabilidades prestaciones con los trabajadores,
rompen con la relación laboral, desconociendo derechos como el de asociación.
El trabajador, ahora contratista, no podrá asociarse en un sindicato y mucho
menos aspirar a la convención colectiva de trabajo, por lo que se ve eliminado
cualquier forma de reivindicar sus derechos.
La crisis de estas “cooperativas de trabajo
asociado” se evidenció cuando en 2008, cerca de diez mil corteros de la
caña de azúcar, desesperados por unas condiciones laborales paupérrimas que
recuerdan el trabajo esclavo que sufrieron sus ancestros, realizaron un
paro en repudio de las falsas cooperativas y poder asociarse en sindicatos para
negociar contratos colectivos con sus auténticos patronos: empresarios
terratenientes que reciben enormes subsidios del Estado.
Si el sector empresarial promueve las
cooperativas de trabajo asociado, el Estado precisamente no promueve el
sindicalismo en Colombia, el acto administrativo de registro de un sindicato se
ha convertido en una barrera muy importante para el ejercicio del derecho de
asociación sindical. Así entre 2002 y 2007 se rechazaron 491 iniciativas de
trabajadores tendientes a la creación de un sindicato.
Estos factores institucionales han permitido
la reducción del sindicalismo en Colombia. La Escuela Nacional Sindical admite
que en 2011 la tasa de sindicalización descendió a 4,4 %, siendo una de más
bajas del planeta, apenas en el 3,85% de las empresas existentes en el país
existe algún convenio colectivo de trabajo y apenas en el 2,08% éste convenio
se firmó con algún sindicato”.
El
Sindicalismo Corporativo.
Además de la persecución ilegal de los
grupos paramilitares, el sindicalismo ha sido presionado por décadas de
manipulaciones y mentiras en su contra, presentándolos como responsables de las
crisis económicas, de las quiebras de las empresas y de estar ligado a grupos
insurgentes. Desde la última Constitución existen derechos sindicales
consagrados que deben ser protegidos, pero para el Gobierno no existen
sindicalistas que los merezcan.
Entre los pocos sindicatos que todavía
existen en el país, han surgido algunos organizados bajo la influencia del
empresariado: el sindicalismo corporativo. Con la aparición de los grandes
monopolios privados y las empresas trasnacionales, la relación laboral es cada
vez más desequilibrada siendo el trabajador más susceptible a las imposiciones
unilaterales del empresario; más ahora que con el desempleo creciente y la
necesidad de trabajar hasta en las condiciones más inicuas.
Este sindicalismo corporativo del
capitalismo modernizado, ha desarrollado su propia burocracia de especialistas
de la dirección igual que un partido político cualquiera, nada hay más
conservador que el sindicalismo reducido a conservar sus privilegios. El
sindicalismo es reaccionario cuando se dedica a defender las minorías
empresariales en lugar de organizar a las mayorías obreras, simplemente
limitado a recibir beneficios de sus patronos.
Bajo las cenizas de los antiguos sindicatos
exterminados por la violencia, el sindicalismo corporativo ha sido representado
principalmente por el sindicato bananero de Urabá. El problema de estos
tipos de sindicalismo es que se corre el peligro de que abandones sus
obligaciones políticas con los trabajadores, haya manejo burocrático de las
directrices y métodos elitistas de dirección, además de malos manejos del
dinero sindical.
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