En muchos países los movimientos
sindicalistas nacieron como proyecto de los distintos partidos
comunistas, pero el sindicalismo en Colombia nació en siglo XIX
como política del partido liberal. Sería Rafael Uribe Uribe quien, después de
la guerra de los mil días, concebiría el liberalismo de izquierda inspirado por
de ideas corporativistas y, de asistencia social y pública.
Rafael Uribe Uribe tuvo un cambio importante
en su pensamiento cuando entró en contacto con los ideales del socialismo
europeo y se pasó a considerar a sí mismo como un nacionalista, alejándose del
modelo de Estado Liberal que sostenía el partido en los programas políticos por
los que él había luchado.
Durante su conferencia a cerca del
“Socialismo de Estado” en el teatro municipal plasmó las bases de lo que sería el
derecho laboral, el cooperativismo y lo que en el futuro sería el
sindicalismo colombiano: su defensa por el derecho a que lo obreros
tengan una vida más justa, la búsqueda por el incremento salarial, una
mejor educación para las masas proletarias y el sindicalismo como un factor
importante como fuerza ordenadora del querer de los obreros.
Sin embargo, en más de un siglo los ideales
de Uribe se ven abrumados, por tres diferentes razones: 1) desde la década de
los 80’s los grupos paramilitares buscan exterminar cualquier intento de organización
sindical; 2) la legislación colombiana ha permitido la creación de otras formas
de contratación que vulneran la estabilidad laboral de los trabajadores y; 3)
los sindicatos se han inclinado hacia una postura cooperativista que no lucha
por la reivindicación de los trabajadores.
Los Grupos Paramilitares
& El Sindicalismo.
La Organización
Internacional del Trabajo existe desde 1919, siendo es el organismo más antiguo
que hace parte de la ONU, la cual vela por su respeto a escala global, al
igual que el de otros derechos que también reconocen garantías laborales
democráticas. Debido a esto, la mayoría de los Estados Miembros de la ONU
hacen partes de esta organización y el Estado colombiano ha ratificado
formalmente varios de sus convenios, incluidos los relativos a los derechos
fundamentales de los trabajadores.
Colombia
como Estado social y democrático de derecho, estableció en su actual
Constitución que los asalariados tienen derecho a organizarse en sindicatos, a
la contratación colectiva y a la
huelga: a organizarse y escoger sus voceros, para relacionarse con su patrón no
de manera individual sino como grupo, y a la contratación colectiva, para
que los contratos laborales se negocien entre el patrón y el conjunto de los
trabajadores.
Paradójicamente,
este marco normativo favorable y la existencia de una serie de instituciones
que directamente deberían velar por la protección efectiva de los derechos,
contrastan con una crisis humanitaria marcada por las violaciones
sistemáticas, permanentes y selectivas de los derechos a la vida, a la libertad
y a la integridad de los sindicalistas colombianos. En Colombia la impunidad
frente a la violación permanentemente los derechos humanos ha creado una
dualidad entre sus leyes y la realidad social.
Estas afirmaciones se corroboran
contundentemente con los reportes anuales de instituciones y organizaciones
defensoras de los derechos humanos como son CIOLS, HRW o la misma ENS. Precisamente
la CIOLS, presentó un informe en el año ¿? que muestra como durante el
periodo entre 1999 y 2005, Colombia ha presentado el mayor índice de
violaciones contra los derechos de los sindicalistas en el mundo: el 57% y el
88% en el total de asesinatos contra sindicalistas en todo el mundo, datos que
ubican al país en la deshonrosa posición de ser el lugar más peligroso del
mundo para la actividad sindical.
En la mayoría de ocasiones los victimarios
de la persecución sindical han sido los grupos paramilitares. Estos
grupos se conformaron como ejércitos personales de narcotraficantes y con el
tiempo se han ido transformando de acuerdo al apoyo o rechazo institucional: en
los ochenta se hacían llamar M.A.S, durante la primera mitad de la década de
los noventas “las Convivir” y durante la última década se llaman
“Paramilitares”
A pesar de que muchos paramilitares se
acogieron a la ley de Justicia & Paz, en la mayoría de ocasiones no nombran
a sus víctimas, tal vez debido a los a los olvidos que acompañan sus cuerpos.
Sin embargo, no es un hecho desconocido que entre los principales blancos
de estos ejércitos son las organizaciones sindicales. Sería el mismo Carlos
Castaño, antiguo líder de los paramilitares, quien en más de una ocasión
mencionó que: "…Matamos
a los sindicalistas porque interfieren con la gente trabajadora".”.
En la mayoría de las ocasiones las mismas
empresas son las que señalan a los líderes sindicales para que sean estos
mercenarios privados los que se encarguen de acallar las reivindicaciones de
los trabajadores. Así quedo rebelado por los testimonios de uno de los
líderes militares de los paramilitares, Mancuso, quien menciona que las
multinacionales bananeras que operaban en la región de Urabá, en el noroeste
departamento de Antioquia, pagaban un centavo de dólar por cada caja de la
fruta que exportaban. Se refiere a la multinacional Chiquita Brands, que
financió a estos grupos paramilitares pagando un centavo de dólar por cada caja
de la fruta que exportaban; esta aceptaría ante la justicia de Estados
Unidos haber financiado a esos grupos que después fueron catalogados por el
Departamento de Estado como grupos terroristas.
Estas políticas “empresariales” no son
exclusivas del Urabá antioqueño, ni tampoco se reducen al homicida, durante la anterior década otros
tipos de violación a los derechos humanos de los sindicalistas, como amenazas,
y desplazamiento aumentado. Aunque las cifras de asesinatos siguen siendo
elevadas, según las cifras del Ministerio de Protección Social, entre 2006 y
2011 se han asesinado a 205 sindicalistas, 118 de ellos docentes sindicalistas.
El actual gobierno, se ha comprometido
con un plan de protección de los derechos sindicales. Se fortalecerá la una
unidad especial de la Fiscalía para delitos contra sindicalistas, fundada en el
2007, ya que esta esta oficina únicamente a conseguido paupérrimamente
solo seis sentencias condenatorias.
Nidia Hiddalid Garcia M
Nidia Hiddalid Garcia M
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